lunes, 2 de marzo de 2015

LA LUZ Y LA GRAVEDAD EN LA ATMÓSFERA

"Eso que tienen en común, ¡qué cosas!, poesía, cocina y arquitectura: ingredientes concretos en cantidades medidas, mezclados con sabiduría. Lo que los clásicos llaman «con conocimiento de causa». Con medidas precisas y con «tempos concretos», la Arquitectura, como la poesía y la cocina, no se surte de «encuentros casuales» sino de «búsquedas laboriosas». Pues laboriosa es la investigación del arquitecto que, con todos los datos encima de la mesa, piensa y mide, mide y piensa, para llegar a los «encuentros certeros». Y es que las ideas, en Arquitectura, tienen dimensiones y medidas.

Y esos encuentros certeros de ingredientes, medidas y tiempos, son lo que en la cocina se llaman «recetas», y lo que en la poesía se encuadra en la «métrica». En Arquitectura, de algún modo, las claves las desvelan los arquitectos en sus textos."

La idea construida. La Arquitectura a la luz de las palabras. Alberto Campo Baeza.

En los textos de Alberto Campo Baeza es posible extraer las ideas principales de su manera de hacer y entender arquitectura:

La LUZ y la GRAVEDAD como temas centrales de la ARQUITECTURA.
La LUZ que construye el TIEMPO.
La GRAVEDAD que construye el ESPACIO.
La LUZ que tensa el espacio para el hombre y la GRAVEDAD que tensa
la construcción.
La LUZ con su capacidad inefable de vencer a la GRAVEDAD.


Es el hombre quien y para quien se crea la Arquitectura. Y su relación con el Espacio se hace a través del Tiempo. Lo que traducido a elementos materiales viene a desembocar en su relación con la Gravedad y con la Luz. Son la Gravedad, que construye el Espacio, que hace relación al Espacio, y la Luz, que construye el Tiempo, que da razón del Tiempo, cuestiones centrales de la Arquitectura. El control de la Gravedad, y el diálogo con la Luz. El futuro de la Arquitectura, según Campo Baeza dependerá de una posible nueva comprensión de esos dos fenómenos acompañado de un más claro y más profundo entendimiento.

Se descubre entonces que la Luz es la única que capaz de vencer y convencer a la Gravedad. Y así, cuando el arquitecto le pone las trampas adecuadas al sol, a la Luz; ésta, perforando el espacio conformado por estructuras que necesitan estar ligadas al suelo para transmitir la Fuerza de la Gravedad, rompe el hechizo y hace flotar, levitar, volar a ese espacio.


Y, ¿en qué se traducirá esta relación, este dominio del hombre sobre la Gravedad y sobre la Luz? La conclusión de esta relación será la consecución de la Belleza: el «Pulchrum». Si la Verdad, el «Verum», hace rendirse a la inteligencia, y la Bondad, el «Bonum», a la voluntad, en el terreno de los sentimientos el hombre se rinde ante la Belleza. La creación de la Belleza permanente de la que la Arquitectura es, quizás, su expresión más concreta y rotunda. La Belleza, con sus múltiples facetas también puede ser plasmada en la Arquitectura de muy diversos modos, con muy diferentes formas, a través de estlos muy distintos.

El servicio a las necesidades del hombre (Función), la respuesta adecuada al paisaje en que se incluye (Contexto), la racionalidad de su construcción (Construcción), la posibilidad de ponerla al alcance de todos (Economía), etc. deben ser cualidades de la creación arquitectónica. Pero, además, la Arquitectura debe ofrecer al hombre ese «algo más», misterioso pero concreto, que es la Belleza. La Belleza inteligente que es consecuencia de unas obras que son ideas construidas.

En definitiva, el Futuro de la Arquitectura está en las ideas. En los arquitectos que piensan. En los que tienen ideas y son capaces de construirlas. Dedicando el necesario tiempo para ello. Dominando la Gravedad y controlando la Luz. Y poniendo siempre al Hombre como centro. Buscando la Belleza para dársela a los hombres.

Como respuesta a estas ideas base, Alberto Campo Baeza propone una Arquitectura esencial de IDEA, LUZ Y ESPACIO. De Idea construida, materializada en Espacios esenciales animados por la Luz. Una Arquitectura que tiene en la IDEA su origen, en la LUZ su primer material, en el ESPACIO ESENCIAL la voluntad de conseguir el MÁS CON MENOS. IDEA con vocación de ser construida, ESPACIO ESENCIAL con capacidad de traducir eficazmente estas ideas, LUZ que pone en relación al hombre con esos espacios.

El ESPACIO conformado por la Forma, que traduce la IDEA, y que es tensado por la LUZ, es el resultado material, tangible de la Arquitectura. Campo Baeza crea una atmósfera palpable y sólida en sus obras a través de la luz. La combinación adecuada de diferentes tipos de luz tiene, conociéndolos, posibilidades infinitas en Arquitectura.

Las sombras son dramáticamente atravesadas por la Luz sólida del mediodía, que viene de lo alto y se materializa en la blanca pared sobre la que incide. Porque la Luz y su movimiento es la que hace que cobren vida los espacios; pues en la Arquitectura, ese movimiento de la Luz es real. Y si se consigue el diálogo entre el espacio, la Luz que lo recorre y el hombre que lo habita, allí aparece la Arquitectura. Algo muy fácil y muy difícil a la vez.

El color blanco en la Arquitectura es una base firme, segura y eficaz, para resolver problemas de Luz: para atraparla, para reflejarla, para hacerla incidir, para hacerla resbalar. Y controlada la Luz e iluminados los blancos planos que lo conforman, el espacio queda controlado. El blanco certero es el instrumento preciso para dominar los mecanismos espaciales propios de la Arquitectura.

Hacer un espacio lleno de luz traslúcida atravesado, perforado por la luz sólida del sol en la cantidad precisa, era el intento perseguido por Baeza en la concepción del Museum of Italian Art, Garrison, en Nueva York.

Se trata de un pabellón para alojar la Colección de Arte Povera Italiana y los vidrios de Murano de los Olnick Spanu en Garrison, en el cual se planteaba una caja de hormigón muy sobria, con un espacio muy especial en el vestíbulo de entrada, un cubo blanco de 10x10x10 metros, con su mitad superior traslúcida.

 


Este cubo posee una estructura delicada y blanca, con la capacidad no sólo de resistir adecuadamente a las solicitaciones de la gravedad, sino, además, de desaparecer por la fuerza de la luz tras los vidrios traslúcidos con los que se cubre tanto por dentro como por fuera. Una estructura sencilla de pilares de acero pintada de blanco. La distancia entre las dos pieles de vidrio traslúcido será de 1 metro, para permitir circular por su interior y controlar las instalaciones, la luz artificial y la limpieza.

La piel exterior es de vidrio traslúcido con una carpintería capaz de responder al agua y al frío. Para el acristalamiento se emplea un vidrio laminado de seguridad traslúcido. La piel interior es igualmente de vidrio traslúcido, colocado con mayor radicalidad. Si bien la piel exterior tiene una ligera pendiente para expulsar el agua y la nieve, la piel interior es totalmente horizontal.

 




El suelo es plano donde llega la luz sólida, tanto la procedente del techo como de las paredes, y en su totalidad de hormigón blanco, capaz de dar las máximas prestaciones y, sobre todo, de reflejar bien la luz.

El espacio interior resultante es un espacio de luz traslúcida, como si se estuviese dentro de una nube. Desde fuera aparecerá en la noche, encendidas las luces, como una linterna con una gran capacidad de atracción. Y de día la luz natural reflejada emana desde el interior.

La clave del proyecto, sin embargo, se consigue haciendo perforaciones, tanto en la piel exterior como en la interior, para que el sol, la luz sólida, entre a trastocar ese espacio inicialmente sólo traslúcido. El acierto, la precisión, en el orden y la dimensión de esas perforaciones, mide el punto de tensión de ese espacio. La coincidencia y falta de coincidencia por razón del movimiento de la luz del sol, hará patente dicho movimiento en las manchas de luz que aparecerán y desaparecerán según coincidan o no los boquetes.